El anciano siempre intuyó que su destino estaría tejido entre las páginas de los libros. Su librería se transformó en el refugio de las almas inquietas que buscaban vivir mil vidas. Cada tomo era una puerta a otros universos. Con Melville, surcaban los océanos infinitos; con Romain Gary, caminaban por la sabana africana, y, de la mano de Julio Verne, descendían a las profundidades de la Tierra. Era más que un librero al uso; regalaba un pedacito de mundo a quienes tenían sed de aventuras.
Seleccionada en el VI Concurso Literario de microrrelatos "Universo de libros" de DIVERSIDAD LITERARIA, el 02 de octubre 2024.
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