Mi abuelo decÃa que las estrellas conservaban todos los secretos de las estaciones del año. Se acercó a la ventana y apuntó con su dedo hacia los árboles otoñales. Me confesó que los carotenoides eran los únicos responsables de la explosión de colores amarronados, dorados y cobrizos. Pero, a medida que se acercaban las heladas del invierno, desaparecÃan. Solo se mantenÃan firmes las hojas perennes, fieles espectadoras de lo que siempre acontece.
Microrrelato seleccionado en el VIII Concurso de microrrelatos "Otoño e invierno" de Diversidad Literaria. Febrero 2024. Forma parte de la antologÃa que lleva el mismo nombre.

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