Cuestión de butacas

Tan solo obtuvo silencio y malas caras por atreverse a contar lo que antes nadie dijo. Le dio igual, continuó con su disertación. Pensó que más valía seguir desgranando verdades para los oídos sordos de todos los prejuiciosos que abarrotaban la sala. No comprendía por qué permanecían inmóviles en las frías butacas, ante tal muestra de inconformismo. Entonces, ocurrió algo insólito, dio un salto cuántico en el tiempo. Como por arte de magia apareció en un escenario similar, pero aquellas personas eran diferentes. Le sonreían y aplaudían con entusiasmo. Ya era parte de otro universo paralelo, estaba en el sitio correcto.

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